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Por qué la comunicación verbal y no verbal lo es todo en política (y en el trabajo).

Por qué la comunicación verbal y no verbal lo es todo en política (y en el trabajo).

Álvaro Navarro Sotillos

Álvaro Navarro Sotillos

Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Yolanda Díaz y Santiago Abascal.

Son semanas de campaña electoral, y los políticos se sobrexponen en los medios para aumentar sus posibilidades de ganar más votos. Habituados a comparecer en el Parlamento, ahora es tiempo de ponerse frente a la cámara y los periodistas. También es momento para los debates acalorados y, con el de ayer, ya llevamos cuatro.

Con los cara a cara, debates a cuatro, o a siete, los políticos resumen sus programas electorales y, en ocasiones, aprovechan para rebatir los argumentos del contrario. Lo que pocos vemos -o nos fijamos- es en las estrategias de comunicación verbal y no verbal que emplean. ¿Cuáles de estas técnicas se suelen emplear en política?

 

Comunicación no verbal

La comunicación no verbal nos permite transmitir nuestras verdaderas intenciones, facilitando una mejor conexión con el público y afianzar el mensaje. Si deseamos mejorar nuestras habilidades comunicativas, es crucial ser conscientes de nuestro lenguaje corporal y de las señales no verbales que mostramos a los demás. Así pues, podemos encontrar mensajes en la comunicación no verbal que comunican tanto, o más, que lo que se aprecia en televisión.

Resumimos las características más significativas de la comunicación no verbal:

  • Lenguaje corporal: los gestos, la postura y la voz revelan nuestro estado de ánimo, y nuestra tensión. Cuidar de los aspavientos bruscos, o del temblor de las manos, ayuda a transmitir tranquilidad y confianza en el mensaje.
  • Vestuario: la vestimenta dice mucho de cómo somos. En política se utiliza especialmente para transmitir confianza y naturalidad, dependiendo de qué ambientes se esté, o seriedad y solvencia, en otros. La teoría del color desempeña un papel determinante en la vestimenta política, ya que la elección de colores puede evocar respuestas emocionales en el electorado de manera subconsciente. Por ejemplo, el rojo puede asociarse con la pasión, progreso y energía, mientras que el azul puede transmitir estabilidad y seguridad.
  • El poder de la cámara: es un interrogante constante en política: ¿es mejor mirar a la cámara, o fijar la mirada en el periodista o contrincante?

Se trata de un factor determinante en los debates. Mirar a la cámara aporta confianza y transparencia, y facilita la conexión con el público. En otras ocasiones es vital mirar al entrevistador u oponente, cuando se trata de contestar a las preguntas, redirigir la conversación, o bien combatir argumentos.

 

Comunicación verbal

La oratoria es, sin duda, la habilidad más importante en los debates electorales, especialmente en la era de sobrexposición informativa. Pero relacionadas con ella nos encontramos diferentes habilidades que emplean los políticos en los debates:

  • Liderar el discurso: la capacidad para acaparar el turno de la palabra, por ejemplo, permite a quien lo emplea llevar las riendas del debate o diálogo. Aunque también conlleva sus riesgos, claro, pues puede abocar al nerviosismo o la inquietud. Por otra parte, optar por el contrataque puede ser beneficioso, siempre y cuando se haga en el momento ideal y dando argumentos adaptados al diálogo. ¿El peligro de este método? No encontrar el momento idóneo para rebatir al rival.
  • Datos y más datos: es un método recurrentemente empleado en política. Si bien hay que escoger el timing para exponerlos.

Por lo general, los políticos muestran diferentes datos y estadísticas en los debates, y se apoyan con gráficos impresos, aunque se trata de información que no se verifica, por lo que emplear esta técnica con mucha frecuencia puede dañar la credibilidad del candidato. Para evitar este problema es imprescindible presentar datos fiables, explicados de forma clara y que sean difícilmente rebatibles.

  • El mensaje: en los debates y en las entrevistas los candidatos se enfrentan a una multitud de preguntas, formuladas por los periodistas y por los contrincantes. Lo importante en estas situaciones es ajustar las respuestas para lanzar un discurso propositivo, que genere expectativas realistas y positivas, y que empatice con el grupo de votantes seleccionado.
  • Diferenciación: esta es una de las claves para destacar en política y en cualquier sector profesional. Lo más relevante en comunicación no es el propio contenido en sí, que también lo es, si no la manera en que se cuenta y su enfoque.

Estas últimas semanas hemos visto a políticos exponer sus programas, empleado cada uno de ellos un tono distinto, mencionando a uno u otro segmento poblacional, desvelando la solución a retos concretos de acuerdo con la visión que tiene el partido. Todos ellos tratan de diferenciarse. Esta técnica es igualmente empleada en otros sectores para captar la atención de potenciales clientes.

En campaña electoral, como en nuestro trabajo, la comunicación lo es todo. Los mensajes, su enfoque y nuestros gestos importan más de lo que pensamos. No hay mejor manera que recordarlo interiorizando la frase del autor y experto en negocios Fabian González, “liderazgo es influencia y la habilidad más poderosa para lograrlo es la comunicación”.

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